El Gran Escape



   El Gran Escape, título que Angus Deaton toma de una película de John Surge sobre un grupo de prisioneros de guerra que escapan durante la segunda guerra mundial, es un libro que cuenta la historia de como la humanidad logró escapar del hambre, la muerte prematura y la indigencia.

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Deaton, economista británico escocés, comienza este ensayo, con la afirmación de que la vida es mejor ahora que en cualquier tiempo pasado en la historia, las condiciones de vida material y la salud han mejorado indiscutiblemente en los últimos 250 años. Deaton se encarga de llevarnos por esos 250 años, describiendo los determinantes de estos grandes progresos y de qué modo la desigualdad se convirtió en un subproducto del progreso.

“La vida es mejor ahora que en cualquier tiempo pasado en la historia. El número de personas ricas ha aumentado y un número cada vez menor vive en la indigencia. La vida es más prolongada y los padres de familia no tienen que contemplar de manera rutinaria cómo muere una cuarta parte de sus hijos”

El trabajo se abre con una introducción y está dividido en dos partes: la primera de ellas habla sobre la salud, la segunda se centra sobre la evolución de las condiciones de vida material, particularmente el dinero y los ingresos; y en el último capítulo el autor nos cuenta su visión sobre la ayuda internacional y explica varias medidas que ayudarían de una manera más efectiva al desarrollo de los países e individuos que no consiguieron escapar. 

Los tres primeros capítulos de la primera parte describen cómo la salud ha variado a lo largo de la historia, así como los avances médicos qué han provocado que nuestra calidad y cantidad de vida haya ido en aumento. Deaton elige indicador de salud la esperanza de vida de un recién nacido.
Aquí recorremos la historia, desde la época de la prehistoria, cuando en el Neolítico se produce la "primera gran revolución" con la llegada del sedentarismo y el desarrollo de la agricultura hasta las grandes mejoras y avances en sanidad producidos en Inglaterra a raíz de la teoría microbiana de las enfermedades.
 Sin embargo, los efectos colaterales de estos nuevos descubrimientos han abierto brechas en el ámbito de la salud entre los países ricos y los pobres, ya que la difusión de ideas y su implementación práctica toma tiempo y requiere dinero y capacidad del Estado, condiciones que aun hoy en día no estuvieron disponibles hasta hace un siglo. Hoy en día, las causas de muerte en los países pobres, principalmente enfermedades infecciosas que afectan a los niños, son las mismas que solían matar a los niños europeos en los siglos XVII Y XVIII, de la cuales los tratamientos y soluciones ya se encontraron hace mucho tiempo. En palabras de Deaton “estos niños están muriendo debido al accidente de haber nacido en países pobres, y no estarían muriendo si hubieran nacido en el Reino Unido, Canadá o Japón”.

Los dos capítulos de la segunda parte discuten los cambios en el bienestar material en los dos últimos siglos. Mientras que la esperanza de vida parece estar convergiendo, el ingreso parece estar yendo por el camino opuesto. Las ideas de la Revolución científica y la Ilustración trajeron consigo una revolución en el bienestar material que vino aparejado con grandes incrementos en la desigualdad de ingreso, tanto entre países como entre individuos dentro de los países.
Para ilustrar estos cambios, Deaton considera primero la historia de los Estados Unidos donde, entre la segunda guerra mundial y los 70, crecimiento, prosperidad económica y reducciones de la desigualdad y pobreza (particularmente para las mujeres, las personas mayores y Afroamericanos) ocurrieron simultáneamente. El autor relaciona esta prosperidad con la inversión en investigación y desarrollo, que dieron lugares a grandes innovaciones, como por ejemplo los aparatos domésticos, que liberaron a las personas, sobre todo las mujeres, del trabajo rutinario.
Sin embargo, desde los 70, el crecimiento ha ido disminuyendo, mientras que la desigualdad ha aumentado. Las tasas de pobreza se han estancado, a pesar del sustancial crecimiento económico. En este caso, la desigualdad es provocada por la desigualdad en la distribución de los ingresos crecimientos.  El ingreso promedio ha aumentado mientras que los ingresos más bajos se han estancado. 

En último lugar Deaton presenta una vista panorámica de las condiciones de vida material en todo el mundo y cómo han mejorado velozmente desde los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, momento en el que, según Deaton, la humanidad presenció el mayor escape de todos.  Esto contradice las predicciones pesimistas de los años 60, que aseguraban que el crecimiento demográfico en los países desarrollados traería más pobreza y hambrunas. El fenómeno más remarcable es la reducción substancial de la pobreza desde los años 80, impulsada mayoritariamente por la India y China. Pero el crecimiento se ha distribuido inequitativamente, y la mayoría de los países pobres no han sido capaces de emular a China o la India. A pesar de los logros de los países que han crecido rápidamente, ha habido poca o ninguna reducción de la desigualdad de ingreso entre países y, de hecho, la dispersión de ingresos promedio entre países pobres y ricos es tan grande como siempre.

Conclusión

“La vida es mejor ahora que en cualquier tiempo pasado en la historia. El número de personas ricas ha aumentado y un número cada vez menor vive en la indigencia. La vida es más prolongada y los padres de familia no tienen que contemplar de manera rutinaria cómo muere una cuarta parte de sus hijos”


PIB per cápita, 1960 o 2010, dólares estadounidenses ajustados por los precios de 2005

Este es el punto clave que podemos sacar de este libro: el ingreso y la salud han mejorado casi en todas partes desde la Segunda Guerra Mundial. No hay un solo país en el mundo donde la mortalidad sea hoy en día mayor que en 1950. El crecimiento económico ha propulsado a millones de personas fuera de la indigencia atroz, particularmente en China y la India. Ha habido terribles retrocesos: La hambruna china, la pandemia del VIH/sida, las múltiples guerras, masacres y hambrunas, nos recuerdan que los anatemas de la enfermedad, la guerra y la mala política no son historia de manera definitiva.

Pero Deaton se mantiene positivo y afirma que, si hemos conseguido escapar de la muerte y la pobreza, podremos escapar de los problemas que nos depara en el futuro.




Maria Otero Romero

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